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Etimológicamente, mnemotecnia es una palabra que procede del griego antiguo, mnéemee (memoria) y téchnee (arte). Las reglas mnemotécnicas son necesarias para casi todos en el día a día y las utilizas sin darte cuenta, pero si hablamos de procesos complicados como es la defensa de tu tesis doctoral, una buena estrategia con técnicas mnemotécnicas y ensayos nos ayudarán a alejar el miedo escénico ese día.

Hoy vamos a ver cuáles son las técnicas mnemotécnicas más recomendadas para defender una tesis. Recuerda que a esta lista puedes sumarle las que sean de tu creación y sepas que no te fallan.

¿Qué son las reglas mnemotécnicas?

Llamamos regla mnemotécnica a cualquier truco o herramienta que nos permita recordar una serie de datos que, sin ayuda, sería sencillo olvidar cuando más se necesitan.

Ejemplos de reglas mnemotécnicas son todos los acrónimos que podemos usar para recordar unas pocas palabras, como por ejemplo el término de marketing PAS, que indica el orden en que se debe plantear la información al consumidor en determinadas circunstancias: problema, agitación y solución.

Cuando se trata de leer y defender una tesis, al margen de las ligeras variaciones posibles en el protocolo de la lectura ese día, los acrónimos se quedan cortos. De hecho, vas a poder apoyarte hasta cierto punto en diapositivas que necesites emplear para explicar tu tesis y también en un pequeño guion. Lo que no puedes es tener delante tu tesis doctoral impresa en papel e ir leyéndola.

Y, sin embargo, esto será poco para la mayoría de aspirantes a doctorado porque deben tener en cuenta muchas referencias y porque los nervios suelen ser un obstáculo para acceder a datos memorizados.

Técnicas mnemotécnicas que pueden ayudarte en la defensa de tu tesis

Pasamos ya a lo importante, a esos ejemplos de reglas mnemotécnicas habituales entre investigadores que deben defender su trabajo frente a un tribunal académico. Estas técnicas también son útiles si vas a realizar ponencias o comunicaciones en un congreso una vez ya seas doctor.

Fragmentación de la información

Imagina que necesitas recordar un número con muchas cifras significativas. No es necesario que lo aprendas de memoria, sino que puedes dividirlo en dos, tres o cinco números más cortos y, eso sí, tener siempre presente el orden de estos fragmentos. Así te será más fácil utilizar esas reglas de la mnemotecnia que antaño formaban parte de las técnicas de estudio, como asociar un número a una fecha (2512 o 1225 coinciden con el día de Navidad, por ejemplo).

Acrósticos

“Mi Vieja Tía María Jamás Supo Usar Números” es una frase en la que cada palabra comienza por la inicial de los planetas del sistema solar, a excepción de Plutón, y en un orden: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte…

La ventaja de los acrósticos frente a los acrónimos es que, con un poco de creatividad, puedes formar frases bastante largas con significado.

Mnemotecnia visual y asociación de recuerdos

La mnemotecnia no solo consiste en ideas ingeniosas o en trucos, sino que se puede asociar con la fisiología del cerebro. Se sabe que recordamos datos mejor cuando estamos caminando que sentados, o cómo un aroma nos transporta de inmediato años atrás, a episodios concretos de nuestra vida.

Sin ser tan efectivo como el recuerdo olfativo, puedes utilizar una referencia visual para ayudarte con la exposición, por ejemplo, de ese punto que se te suele olvidar dentro del marco teórico. Repítelo hasta la saciedad viendo un objeto pequeño que puedas llevar contigo, incluso pensando en un color, y pon ante tus ojos un aro o un puntero láser asociado con aquel entrenamiento en el que expones el marco teórico y el punto que siempre pasas por alto.

 

Las reglas mnemotécnicas son algo que todos usamos desde pequeños, antes incluso de saber que se llaman así. Distinguir qué meses del año tienen 30 días mirando los nudillos o formar una palabra con las iniciales de lo que hemos de ir a comprar a la tienda son ejemplos de reglas mnemotécnicas sencillas.

El día que te toque defender tu tesis vas a enfrentarte a tus propios miedos, bastante más peligrosos que el tribunal que va a juzgar tu trabajo. Si acudes a la defensa conociendo y habiendo practicado técnicas mnemotécnicas variadas y un poco más complejas, podrás ahuyentar en gran medida el temido miedo escénico. Piensa en ellas como en un salvavidas, algo que vas a preparar por si acaso te bloqueas, pero que es probable no llegues a necesitar. Así verás estas técnicas de memorización como aliadas.

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