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Aunque ya hemos hablado sobre el problema de la procrastinación reiterada cuando estás preparando tu tesis, hablamos de algo tan delicado, y a veces poco comprendido, como para dedicarle hoy otro artículo, más específico, sobre qué es la procrastinación y cómo dejar de procrastinar mientras realizas tu tesis. También veremos por qué, aunque no tiendas a posponer las cosas, cuando estás preparando tu tesis puedes sorprenderte a ti mismo experimentando este trastorno.

Hoy nos vamos a olvidar de la procrastinación puntual o esporádica, para centrarnos en la que es preocupante.

¿Qué es la procrastinación?

Ya vimos que procrastinar significa postergar una acción para el día siguiente, pero hoy buscamos una definición más psicológica y menos etimológica. Por eso, diremos que la procrastinación es un trastorno volitivo de la conducta, pues somos conscientes de que sustituimos las tareas importantes por otras irrelevantes o placenteras, que tiene cierta parte de pensamiento irracional. Pero también sabemos que postergar las obligaciones de manera reiterada va a traer consecuencias negativas: estrés y poco sueño, una nota peor que la que obtendrías si te ciñes a tu calendario para la gestión del tiempo o, en el peor de los casos, no estar preparado para la defensa de la tesis dentro del plazo máximo de tiempo concedido.

¿Es lo mismo procrastinar que la pereza?

No, en absoluto. Hablando de procrastinación como trastorno de conducta o de síntoma de alguna neurodiversidad, no se deben incluir los casos excepcionales en los que la pereza vence a la voluntad un día. Al contrario, tras la procrastinación reiterada hay uno o más problemas psicológicos, que es preciso detectar para saber cómo evitar procrastinar de manera patológica.

Es posible que necesites consultar con un profesional para identificar el origen del problema o puede suceder que ya se te ha detectado en la infancia, como sucede a las personas con TDAH. Pero no ha sido hasta el momento someterte al estrés que supone el doctorado y la preparación de la tesis cuando lo que parecía debilidad o flojera se muestra como algo que siempre ha sido más complejo.

Cuando buscas técnicas para evitar procrastinar siendo ya adulto, es muy importante conocerse bien (o preguntar a un psicólogo). Muchas veces, tras la procrastinación de repetición hay un problema de ansiedad por falta de confianza en uno mismo, de manera que el miedo al fracaso llega a ser tan angustioso como para necesitar huir de él.

También puede ser exceso de confianza, que sería el caso de las personas que no son capaces de realizar una tarea hasta que casi ha concluido el plazo de entrega. El problema que tienes si formas parte de quienes aseguran trabajar mejor bajo presión es que es posible que te valores en exceso y tu desempeño acelerado no sea tan bueno o tan eficiente como piensas.

Del mismo modo que la procrastinación no es pereza, tampoco debe confundirse con el bloqueo del escritor, aunque sí puede ser, en ocasiones, la causa del mismo.

Técnicas y consejos para dejar de procrastinar

Identifica el origen

Para saber cómo no procrastinar hace falta conocer qué lleva a cada persona, en tu caso concreto a ti, al trastorno de conducta.

A pesar de haber enumerado antes las causas más comunes, es posible que necesites de una sesión o dos con un profesional para identificar tu caso porque a veces no nos conocemos tan bien como pensamos y, otras, una circunstancia particularmente estresante o agotadora nos hace ver las cosas con sesgos cognitivos limitantes.

Divide tu objetivo en otros más pequeños y acompaña cada uno de ellos de una recompensa

Una de las técnicas que funcionan en todos los casos, es dividir la carrera de fondo que componen el doctorado y la preparación de tu tesis en etapas.

Si el temor al fracaso te paraliza, unos objetivos asequibles no causarán esa angustia, mientras que si pecas de exceso de confianza, la recompensa que acompaña a cada objetivo te motivará para llevarla a cabo y terminarla antes, en lugar de dejar todo el trabajo y todos los premios para el final.

Por supuesto, cuando hay una merma de atención por cuestiones crónicas o pasajeras, como puede ser estar atravesando un proceso depresivo, la única forma de lograr realizar tareas es dividiéndolas en segmentos pequeños con descansos activos entre ellos.

Planta cara al estrés que supone la preparación de una tesis doctoral

No siempre la ansiedad causa los problemas de procrastinación, pero siempre puede deteriorar tu salud física y mental, afectando a tu rendimiento. Por tanto, cuando realices tu diagrama de Gantt y llenes tu agenda, siempre dejando días libres para cubrir imprevistos, no te olvides de incluir alguna actividad, diaria o semanal, que te ayude a controlar el estrés que supone la preparación de una tesis.

Lo ideal sería llegar a no experimentar un estrés limitante, es decir, realizar actividades de modo preventivo, aunque te adelantamos que va a haber periodos donde sientas ansiedad o frustración por muy tranquilo que seas. Por tanto, elabora también un plan B para combatir los nervios durante esos periodos difíciles.

Hablando de alteraciones conductuales, para dejar de procrastinar se necesita conocer el origen de esa postergación que realizamos de manera voluntaria, pese a saber que nos va a causar daño. Si tienes problemas de atención previos, el doctorado será una dura prueba, pero, aunque no sea así, se trata de un periodo de duro trabajo, en el que pueden aflorar problemas como la depresión o la ansiedad.

Si eso sucede, lo que era procrastinación puntual puede llegar a comprometer tu nota final del proyecto o la posibilidad de entregar tu tesis dentro del plazo permitido. También será motivo de descuidos que harán necesarias más revisiones y, por tanto, más tiempo para poder entregar tu obra.

No dudes en pedir ayuda a un profesional si lo necesitas y, esta vez, no te demores, para saber que podrás imprimir tu tesis para la fecha prevista.

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